Cuando se usa esta expresión, quiere decir que comenzó a salivar en exceso al ver u olfatear un platillo suculento, o incluso con el solo hecho de recordarlo. Es una expresión muy común, especialmente cuando se tiene algún antojo, por ejemplo:
- Ese corte de carne huele delicioso, ya se me hizo agua la boca
- Se me hace agua la boca nada más de ver ese chocolate tan humeante y espumoso.
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